sábado, 3 de noviembre de 2018

Paternidad activa: cuando los padres se involucran



Desde hace unos años, se observa que los hombres vienen ejerciendo un “rol activo” en la paternidad y que esto conlleva múltiples beneficios en los niños, las madres y los mismos padres.
Las investigaciones sugieren la importancia que tiene la implicación de los padres en la crianza de los hijos para su desarrollo social, intelectual y emocional: estimula el crecimiento saludable, el desarrollo de la empatía y aptitudes sociales, fomenta un mejor rendimiento académico y disminuye los problemas emocionales y de conducta.
En cuanto a las madres, la presencia del padre influye positivamente en los cuidados de la salud materna pre y posnatales y en la experiencia del parto. Además, su participación activa en la crianza disminuye la tensión y el estrés que implica el cuidado de los hijos y del hogar, mejorando su calidad de vida. También alienta prácticas saludables de crianza como la lactancia materna, la vacunación y el cuidado en general de los niños.
Por otro lado, está comprobado que los padres activos son más felices, tienen una mejor salud física y mental, menos estrés y menor riesgo de sufrir accidentes y de abusar de alcohol y/o drogas.
Dado que, como se mencionó, los padres influyen en el desarrollo de sus hijos/as y esta experiencia tiene consecuencias tanto en sus propias vidas como en la de su familia, diferentes iniciativas se orientan a apoyar “la paternidad activa” y están haciendo de este cambio cultural cada vez más una tendencia.

Ser un padre activo es:
  •  Involucrarse en todos los momentos del desarrollo del hijo/a, desde el embarazo hasta la adolescencia inclusive, compartiendo desde el inicio este proceso con la madre. 
  • Participar activamente en las tareas diarias relacionadas con el cuidado y la crianza del hijo/a, las cuales variarán según su edad. Por ejemplo, el papá puede alimentarlo, higienizarlo, vestirlo, cuidarlo, hacerlo dormir, entretenerlo, pasearlo, calmarlo, leerle cuentos, prepararle la bolsita del jardín, ayudarlo en sus tareas escolares, acompañarlo a sus actividades extracurriculares, etc.
  • Compartir con la madre no sólo las tareas de cuidado y crianza del hijo/a sino también las tareas domésticas diarias.
  • Promover una crianza respetuosa a través del buen trato, el diálogo y el respeto con los hijos y la madre.

Si al involucrarse en el cuidado de sus hijos, los padres fomentan el desarrollo saludable de éstos y, al mismo tiempo, transforman sus propias vidas y la de su familia, habría que reflexionar entonces sobre la importancia de abrir más espacios de preparación integral para la paternidad.


Cecilia D’Angelo
Lic. en Psicología
MP 4933

Más información en:
Estado de la Paternidad. América Latina y el Caribe, Promundo, 2017.
Guía de paternidad activa para padres, Unicef, 2014.

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