
Dentro
de sus beneficios podemos mencionar el aporte de ácidos grasos omega 3
(un tipo de grasa poliinsaturada que nuestro cuerpo no produce y debemos
incorporarlo a través de los alimentos que ingerimos) que llegan a través de la placenta
al bebé y tras su nacimiento lo obtiene a través de la leche materna. La
limitante en su ingesta radica en el riesgo de contaminación con metilmercurio
(esta forma orgánica del mercurio se almacena en pescados y mariscos que
habitan en aguas contaminadas, al consumirlos, se acumula también en nuestro
cuerpo y éste tarda en poder eliminarlo, por tanto deben tomarse precauciones
durante el embarazo y el periodo de lactancia).
Para
realizar un ingesta segura, que nos aporte la cantidad adecuada de omega 3 y no
se corra riesgo de contaminación deben incorporarse a nuestra dieta habitual unos
350 gramos a la semana de pescados de tamaño mediano o chico (equivalente a dos
filetes medianos frescos o a dos latas pequeñas) siendo los más recomendados
por su bajo nivel de metilmercurio el salmón, el arenque, las sardinas y la caballa.
Otro dato importante a tener en cuenta es que para prevenir enfermedades
transmitidas por microorganismos, la recomendación es consumirlos siempre bien
cocido.
Beneficios
de incorporar pescado…
Para
el bebé:
- Correcto desarrollo de la visión
- Mejor coeficiente intelectual y mejor desarrollo cognitivo
- Efecto preventivo en desarrollo de alergias y asma del bebé.

Para
la madre reduce riesgo de:
- Preclampsia
- Parto prematuro
- Depresión
postparto.
La importancia de
incorporar pescado en dos de nuestras comidas semanales, considerando las
recomendaciones dadas redunda en beneficios tanto para la mamá como para el
bebé
Maria Eugenia Eppens
Lic. en Nutrición
MP 1409
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