lunes, 6 de septiembre de 2021

Masaje durante el trabajo de parto

 Empieza a ser cada vez más común que muchas mujeres deseen vivir el proceso del parto sin tantas intervenciones y uso de medicamentos, buscando maneras más naturales para aliviar el malestar que pueden producir las contracciones del trabajo de parto.

El dolor durante el trabajo de parto es ocasionado por las contracciones de los músculos y la presión que ejerce el bebé sobre el cuello uterino. Se puede sentir como un cólico intenso en el abdomen, el suelo pélvico y la zona lumbar, y también como una sensación de malestar general, presentándose de manera diferente en cada mujer e incluso de un embarazo a otro.

Para poder aliviarlo existen algunos métodos libres de drogas como la realización de masajes, que ayudan al cuerpo a liberar sus propios agentes naturales de alivio del dolor y a sentirte mejor, tales como las endorfinas, sustancias quimicas que ayudan a apaciguar dicho dolor. 

El masaje se lo puede practicar la propia mujer embarazada, aunque siempre será mucho más gratificante si la pareja es quien lo hace, ya que compartir el trabajo de parto con esa persona cercana, en un contacto piel con piel genera más confianza y seguridad ayudando a calmar el dolor, a la vez que permite disfrutar de su compañía y cercanía.

La parte del cuerpo donde el masaje es más útil durante las contracciones o entre ellas es en la zona lumbar (parte baja de la espalda) y en la zona sacroilica, dado que tienen mucho movimiento durante el trabajo de parto debido al descenso progresivo del bebe.

Les compartimos algunas sugerencias para el momento en que practiquen el masaje:

Para la embarazada:

  • Ponte en una posición cómoda en la cual tu cuerpo este bien sostenido y contenido, ya sea parada sostenida por tu acompañante, sentada apoyando tus brazos sobre una mesa o acostada de lado sostenida por almohadones.
  • Respira lenta y profundamente entre contracciones para ayudar a relajarte.
  • Coloca música que te ayude a estar más tranquila.          


Para el acompañante:

  • Procura no hacer demasiada presión, para ello en vez de utilizar los dedos para evitar clavarlos provocando más tensión, puedes usar la parte palmar de la mano.
  • Realiza una fricción con movimientos lentos a lo largo de la espalda y la cadera, o en forma circular (tratando de evitar golpeteos que pueden provocar algún tipo de exaltación).
  • Puedes calentar la zona a tratar antes de comenzar con el masaje con una toalla caliente o con una almohadilla térmica para
    ayudar a relajar la tensión.
  • Usa de algún aceite o crema que pueda ayudar a que las manos se deslicen con mayor facilidad por la piel.
  • Respeta las necesidades de la mujer embarazada.-                

El uso del masaje puede ayudarte a liberar la tensión y el dolor que quizás sientas con las contracciones, a relajarte, dándole a tu cuerpo la oportunidad de actuar naturalmente mientras guarda energías para cuando más las necesite.


Julieta Frassoni
MP. 6265

Lic. en Kinesiología y Fisioterapia

 



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domingo, 22 de agosto de 2021

Lactancia materna y alimentos: mitos y creencias


El periodo del amamantamiento suele vivirse de manera acompasada por un sin número de mitos y creencias tanto propias, de nuestro entorno familiar y social cercano, como de profesionales poco actualizados. Varios de ellos se relacionan con la alimentación que lleva a diario la mamá durante esta etapa, principalmente sobre alimentos señalados como capaces de “producir cólicos” y aquellos que “aumentan la producción de leche”.

Los alimentos señalados como causantes de cólicos en el bebé suelen ser: bebidas gasificadas, coles, batata, legumbres, ajo, cebolla entre los más nombrados. Es importante conocer, según la evidencia científica actual, que ningún alimento que consuma la mamá que da el pecho va a causar cólicos o gases en su bebé. Los cólicos se relacionan con la inmadurez del sistema digestivo del bebé, y van cediendo a lo largo de los primeros meses de vida acorde el intestino va madurando.  Para aliviarlos se recomienda continuar con la lactancia, practicar masajes circulares en la pancita, anticiparnos a que tenga mucha hambre y sacar el aire después de cada toma.

También se encuentran algunos alimentos como los espárragos, alcauciles, ajos y cebollas responsables de modificar el sabor y/o el color de la leche. Este cambio produce sensaciones diferentes en la percepción de sabores y aromas, suele ser bien aceptado por el bebé, quien se habitúa sin ningún problema a los distintos sabores. Incluso, esto favorecerá que se acostumbre a un abanico amplio de sabores habilitando una mayor variedad de su comida cuando inicie con la alimentación complementaria. En el caso de que la mamá observe que su bebé realmente disminuye de manera significativa las tomas tras la ingesta de alguno de estos alimentos, puede suprimirlo temporalmente e intentar incorporarlo más adelante.

Por último, están aquellos alimentos o plantas a las que se le atribuye la capacidad de aumentar la producción de leche materna, conocidos como galactogogos naturales”. El uso de este tipo de productos a base de plantas se ha hecho de forma generalizada a lo largo de la historia y en diferentes culturas. Dentro de este grupo se describen bebidas a base de malta (cerveza sin alcohol), caldo de garbanzo o cebada, infusión de hinojo, la ortiga, el cardo, el diente de león, alfalfa, fenogreco, para nombrar solo algunos de ellos extensamente usados en diversos puntos geográficos.

Lo cierto es que hay pocos estudios científicos con resultados favorables que den cuenta de un aumento en la producción de leche y la mayoría de ellos afirma que no hay diferencia en la producción. A la vez, es importante destacar que, a pesar de tratarse de hierbas o plantas en la mayoría de los casos, esto no los hace inocuos, ya que al tomarse habitualmente en infusiones resulta muy complicado estimar la dosis ingerida, algo que “podría ser peligroso” tanto para la salud de la mamá como para la del bebé.

 

La manera más eficaz de garantizar la producción adecuada de leche es el estímulo del bebé al pecho, logrando en cada prendida un correcto acople y una muy buena transferencia de leche con el consiguiente vaciamiento de la mama. Sin embargo, antes dudas o complicaciones detectadas durante el amamantamiento, siempre es recomendable hacer una consulta a un profesional formado en lactancia antes de iniciar la toma de ningún medicamento u cualquier otro producto.

 

Ma. Eugenia Eppens

Lic. en Nutrición

MP 1409

 

 

 

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lunes, 2 de agosto de 2021

La placenta, órgano esencial para el desarrollo del embarazo

 La placenta constituye un órgano fundamental para la gestación, con múltiples funciones que garantizan la evolución  del embarazo.

El término placenta proviene del latín, significa “torta plana”, haciendo referencia la apariencia de este órgano.  Comienza a formarse en el momento de la implantación del embrión en la pared uterina y va creciendo hasta las semanas previas al parto, momento en el que llega a pesar aproximadamente 500 gramos y alcanzar los 20-25 centímetros de diámetro y 2-3 centímetros de grosor.

 

Entre las funciones de la placenta se encuentran las siguientes:

  • Transmite nutrientes: el nivel de flujo sanguíneo hacia el útero es de unos 500-700 ml por minuto.
  • Suministra oxígeno, funcionando de “pulmón fetal”.
  • Elimina los desechos del bebé, los cuales pasan al torrente sanguíneo materno para ser eliminados.
  • Produce hormonas, entre ellas, la gonadotropina coriónica humana, fundamental para la evolución del embarazo; también sintetiza hormonas sexuales de tipo femenino, que juegan un papel muy importante durante la gestación.

La placenta se implanta al inicio de la gestación y una vez posicionada, no se mueve. Sin embargo, puede suceder que notemos cambios en su ubicación dentro del útero, los cuales están relacionados con crecimiento de este órgano.

Normalmente, la placenta se ubica en la cara anterior o posterior del útero, sin interferir el cuello uterino, espacio que debe quedar liberado para permitir que el bebé atraviese el canal de parto en el momento del nacimiento (parto vaginal).


Cuando la placenta se inserta en la parte baja del útero se le llama placenta previa. Al ubicarse aquí, puede llegar a taponar por completo el cuello del útero (lo que se conoce como placenta previa oclusiva), constituyendo una indicación de cesárea.

Tal es la importancia de la placenta, que se define que un parto por vía vaginal finaliza cuando la mujer la expulsa, constituyendo esta etapa la última fase del parto, denominada alumbramiento, en la que sigue habiendo contracciones que ayudan a su expulsión. Una vez expulsada se deberá controlar que esté completa, para evitar complicaciones relacionadas con la persistencia de restos placentarios en el útero materno.

 

La placenta es un órgano fundamental con múltiples funciones, que favorecen la evolución favorable del embarazo. Su control a través de las ecografías indicadas por trimestre, permiten alertar de complicaciones y actuar tempranamente en caso de ser necesario.

 


D’Angelo, Eliana

Esp. En Med. Gral y de Familia

MP 32569









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viernes, 16 de julio de 2021

Desarrollo del lenguaje en el bebé: de la etapa prelingüística a la etapa lingüística

  Conocer sobre el desarrollo del  lenguaje de nuestro bebé es importante para poder
acompañarlo y estimularlo. En el mismo es posible distinguir
dos etapas: la prelingüística y la lingüística.

La etapa prelingüística es aquella que se da a través de expresiones faciales, gestos, sonidos (arrullos, llantos, gorjeos, murmullos), imitación y otros medios no lingüísticos, como los gritos para manifestar enojo o el señalar para pedir algo; dentro de esta etapa se encuentra el balbuceo.

Cuando los gestos abren el paso a una nueva habilidad comunicativa, “la producción de una palabra real”, se inicia una nueva etapa, la de la comunicación lingüística. Generalmente los bebés pronuncian sus primeras palabras entre los 10 y los 14 meses, y luego su vocabulario se incrementa rápidamente, llegando a pronunciar 10 palabras aproximadamente a los 15 meses, para continuar expandiendo su vocabulario a medida que siguen creciendo. Entre los 16 y los 24 meses hay un brote repentino del vocabulario, donde se da una explosión del lenguaje incrementándose el vocabulario de 50 a 400 palabras.

Las primeras palabras en el vocabulario típico de los niños se relacionan con objetos y cosas, tanto animados como inanimados. A menudo se refieren a las personas u objetos que constantemente aparecen y desaparecen (por ejemplo, “mamá”), a animales (quizás la propia mascota) o a estados (“frío/caliente”, “seco/mojado”).

Las primeras frases generalmente son holofrases: emisiones de una sola palabra que toman el lugar de frases completas, cuyo significado dependerá del contexto en particular en el que se usen. Por ejemplo, un bebé puede utilizar la palabra “mamá” para expresar, dependiendo el contexto, “quiero que mamá me haga upa” o “mamá quiero comer algo” o “¿dónde está mamá?”.

Posteriormente, el niño comienza a combinar dos palabras. Logro que se acompaña de otro logro: enlazar palabras individuales en oraciones que trasmitan un único pensamiento, indicando el vínculo en estos casos la relación entre objetos. Por ejemplo, “llave mamá” (acá el vínculo indica posesión), o “perro ladra” (el vínculo refiere a un evento recurrente).

 

Recomendaciones para favorecer el desarrollo del lenguaje:

  • Señala objetos y nómbralos, alentando que el niño repita y evitando el uso sólo de gestos.
  • Darle al niño para elegir entre dos alternativas. Por ej. “¿Quieres una pera o una manzana?”, mostrándole las dos frutas mientras lo haces
  • Si el niño pronuncia mal una palabra o dice las palabras en desorden, no es necesario corregirlo. Se puede repetir adecuadamente. Por ej. si dice “eche” al indicar la leche, puedes decirle “¿quieres tomar leche?, enfatizando esta palabra al decirla.
  • Refuerza la comunicación diciéndole alguna frase breve que transmita que entendiste su mensaje.
  • Cuando el pequeño diga una o dos palabras, ayúdalo a desarrollar su lenguaje sumando ideas a su mensaje. Por ej., si te dice “luz” cuando ve que la enciendes, puedes decirle “yo prendí la luz”. 
  • Haz de la lectura un hábito diario. Léele cuentos y/o háblale acerca de las imágenes. Muéstrale las palabras, siguiéndolas con el dedo a medida que las lees. Haz voces diferentes. Pregúntale acerca de la historia y permite que haga preguntas sobre la misma.

El lenguaje constituye la base para la comunicación. Conocer sobre el desarrollo del lenguaje de nuestro bebé es importante para poder acompañarlo y estimularlo. De diversas formas cotidianas y sencillas podemos estimular su desarrollo.

 


Cecilia D’Angelo
Lic. en Psicóloga

MP 4933

 

 


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sábado, 29 de mayo de 2021

Lactancia materna en tiempos de Covd-19

 La pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 trajo de la mano cambios abruptos en nuestra forma de vida, enorme incertidumbre y muchas preguntas. Las mujeres embarazadas y las mamas recientes no escapan a esta realidad y necesitan respuestas de temas diversos, como por ejemplo la lactancia materna, que favorezcan un entorno seguro para ellas y sus bebés.

En relación a la lactancia materna y el virus en cuestión, las evidencias científicas actuales de organismos internacionales y nacionales (OMS, Unicef, Academia Americana de Pediatría, Sociedad Argentina de Pediatría entre otras) recomiendan el establecimiento y sostenimiento de la misma en aquellas mujeres madres que así lo deseen, promoviendo el contacto piel con piel de manera temprana y oportuna.

 A la fecha, varios estudios han encontrado anticuerpos específicos en la leche materna contra el coronavirus, así mismo no hay casos documentados de contagio al lactante a través de la leche materna. Por otro lado, los bebés amamantados generalmente presentan menos probabilidades de padecer síntomas respiratorios graves cuando se enferman.

Otra duda frecuente entre mujeres que amamantan se relaciona con la vacuna para COVID 19, la OMS recomienda ofrecerla a aquellos grupos de mujeres lactantes que pertenecen a grupos prioritarios, trabajadoras de la salud, por ejemplo, debiendo continuarse la lactancia después de la vacunación, constituyéndose una de las mejores formas de proteger al bebé de enfermedades y ayudarlo a mantenerse saludable.

 Recomendaciones para amamantar de manera segura en:

Mujeres diagnosticadas o con sospecha de tener COVID-19: en caso de disponer, utilizar barbijo, lavarse las manos con agua y jabón, o con un desinfectante para manos con base de alcohol, antes y después de tocar a tu bebé; limpiar y desinfectar todas las superficies que hayas tocado de manera constante. El pecho se recomienda lavarlo solo en caso de que hayas tosido sobre él.

Mujeres que no se sientan bien para darle el pecho al bebé: intentar continuar con lactancia materna diferida. Extraerse leche y ofrecérsela al bebé con una cuchara o una taza limpia. Si la extracción resulta poco viable, recurrir a leche de fórmula cuidando la higiene y que esté correctamente preparada.

Tanto para las mamás con lactancia directa (tomando las precauciones mencionadas con anterioridad) y para quienes realicen extracción (manual o con sacaleches) deben sostenerse con la demanda de alimentación del bebé, entre 8 y 10 mamadas y/o extracciones en un período de 24 horas.

 

La lactancia materna es clave para la buena salud del bebé y la mamá, incluso durante la pandemia, por ello te recomendamos realizar una consulta oportuna a un profesional de salud idóneo que te pueda brindar sostén e información adecuada y oportuna. 





Ma. Eugenia Eppens

Lic. en Nutrición

MP 1409

 

 

Fuente de información:

 UNICEF: https://www.unicef.org/es/coronavirus/lactancia-materna-segura-durante-la-pandemia-covid19)

e-lactancia: http://www.e-lactancia.org/breastfeeding/maternal-covid-19-maternal-coronavirus-disease-2019/synonym/

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lunes, 10 de mayo de 2021

El sueño del bebé, imprescindible para la vida

 

El sueño es un fenómeno complejoimprescindible para que los niños y niñas puedan alcanzar un adecuado desarrollo neurológico y emocional y un óptimo crecimiento físico.

Son muy frecuentes las consultas relacionadas con la “normalidad del sueño” o los “trastornos del sueño”, situaciones que muchas veces son vividas por la familia con incertidumbre y angustia. Para poder acompañar adecuadamente las diferentes etapas del sueño del bebé, es importante comprender que el mismo va fuertemente ligado a sus necesidades (alimentación, mantener alerta a su cuidador, maduración, aprendizajes, etc.)

A medida que los niños crecen, las características del sueño se van modificando no sólo en su duración, sino también en cómo se organiza (siestas diurnas y duración de sueño nocturno) y en la capacidad de ir agregando fases sucesivas de sueño. 

Desde la vida intrauterina se alternan dos estados del sueño:  sueño No REM (de ondas lentas), en el cual prima el sueño profundo y el descanso físicamente reparador; y el sueño REM  (movimientos oculares rápidos), en el que predomina el sueño superficial y el aprendizaje. Las duraciones de estos ciclos de sueño son más cortos en bebés y niños que en los adultos y se acompañan de microdespertares que, a medida que crecemos, vamos aprendiendo a autorregular.

Para poder acompañar a nuestros hijos en el logro del sueño de manera adecuada y segura, es importante estar tranquilos y así transmitirles seguridad. Algunas recomendaciones son:

  • Establecer una rutina antes de ir a dormir: luces bajas, música suave, un baño relajante, la lectura de un cuento: algo que le permita al niño ir asociando ese estímulo con la hora de ir a la cama.
  • Acostarse y levantarse todos los días, aproximadamente, a la misma hora.
  • Adaptar las siestas a su edad y necesidades de desarrollo. 
  • Mantener condiciones ambientales adecuadas para dormir (temperatura, ventilación, ruidos, luz)
  • Durante el primer año de vida, respetar las recomendaciones para la prevención de muerte súbita.
  • Evitar actividades estresantes y el uso de pantallas (TV, ordenador, móvil) en las horas previas a acostarse.

Diferentes etapas normales de desarrollo, como por ejemplo la angustia del octavo mes, así como situaciones que pueda estar atravesando la familia  pueden  producir alteraciones en el hábito de sueño del niño. Los mapadres debemos estar atentos a  estos cambios para acompañar de manera oportuna. 


  Cada bebé tiene necesidades de sueño específicas que puede coincidir o no con lo que como padres deseamos. Conocer las características del sueño a lo largo de la infancia nos permitirá acompañar amorosamente esta etapa.


 


D`Angelo, Eliana

Esp. en Med Gral y de Flia

MP 32569

 

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jueves, 22 de abril de 2021

Del balbuceo a las palabras: el desarrollo del lenguaje en el bebé


Desde su nacimiento, los bebés disponen de diferentes formas para comunicarse: a través del llanto, gestos, etc. trasmiten sus necesidades como el hambre o el sueño y también sus estados emocionales como por ejemplo el miedo. Conocer sobre el desarrollo del lenguaje de nuestro bebé es importante para poder acompañarlo y estimularlo.


 Cuando se aborda el tema de la comunicación del bebé se distinguen dos etapas: la prelingüística y la lingüística. La comunicación prelingüística es aquella que se da a través de expresiones faciales, gestos, sonidos (arrullos, llantos, gorjeos, murmullos), imitación y otros medios no lingüísticos, como los “gritos para expresar enojo o frustración o el “señalar con el dedo para pedir algo. Las primeras formas de comunicación de los niños son entonces prelingüísticas.

Dentro de esta etapa encontramos el balbuceo: la emisión de sonidos parecidos al lenguaje pero sin significado, que se inicia a los 2 o 3 meses de edad y continúa hasta aproximadamente el año de vida. Al comienzo, los bebés repiten el mismo sonido vocal una y otra vez, cambiando el tono de alto a bajo (E-e-E-e-EEEEE-eeee-EEEE). Después de los 5 meses, estos sonidos se expanden reflejando el aumento de las consonantes (pa-pa-pa-pa-pa). Progresando el balbuceo de sonidos simples a complejos hasta que, a la edad de 6 meses, refleja los sonidos del lenguaje a los que el niño está expuesto.

La repetición de los sonidos que realiza el bebé por parte del adulto, posibilita que se sostenga una comunicación prelingüística. Estimula que se simule el acto de dar y recibir en la comunicación, enseña al bebé acerca de la toma de turnos y la comunicación de ida y vuelta.

Las habilidades prelingüísticas mencionadas son suplantadas cuando los gestos abren el paso a una nueva habilidad comunicativa: la producción de una palabra real; iniciándose aquí la etapa de la comunicación lingüística. Por lo general, los bebés pronuncian sus primeras palabras entre los 10 y los 14 meses. Su vocabulario se incrementa rápidamente, llegando a los 15 meses a pronunciar 10 palabras aproximadamente.

 Por otro lado, es importante distinguir entre la comprensión lingüística, la comprensión del habla, y la producción del lenguaje, el empleo del mismo para comunicar. El principio que rige es el de que la comprensión precede a la producción. Un bebé de 18 meses es capaz de comprender una serie de instrucciones complejas, como por ejemplo “levanta tu abrigo del suelo y ponlo en la silla que está junto a la mesa” pero tal vez aún no pueda decir más de dos palabras juntas al hablar.

 Recomendaciones para favorecer el desarrollo del lenguaje:

     Ponte frente a tu bebé, cara a cara, cada vez que se puedas. Recuerda que lenguaje es tanto verbal como no verbal y que atraviesa diferentes etapas en su desarrollo.

     Mantén conversaciones con tu bebé. Habla con él, escucha sus balbuceos y luego vuelve a hablar, como tomando turnos.

  Imita los sonidos que el bebé o el niño hace. Ya sea los sonidos de su balbuceo o, si es mayor, los que pueda hacer al jugar por ejemplo mientras empuja un autito (roooommmm).

    Introduce sonidos nuevos. Por ejemplo, si el bebé dice ma-ma-ma puedes responderle ta-ta-ta.

Cambia también el tono, la intensidad y la velocidad al hablar con tu bebé. Esto atraerá su atención.

 Realiza actividades cotidianas con el niño y ve comentándole qué están haciendo, con qué, por qué.

   Refuerza positivamente su comunicación, ya sea con una sonrisa o diciéndole ¡muy bien!

 

El lenguaje constituye la base para la comunicación. Está vinculado con la forma en la que las personas pensamos y comprendemos el mundo. Por ello, es importante acompañar y estimular el desarrollo del lenguaje de nuestros niños.

 

Cecilia D’Angelo

Lic. en Psicóloga

MP 4933




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