El periodo del amamantamiento suele
vivirse de manera acompasada por un sin número de mitos y creencias tanto
propias, de nuestro entorno familiar y social cercano, como de profesionales
poco actualizados. Varios de ellos se relacionan con la alimentación que lleva
a diario la mamá durante esta etapa, principalmente sobre alimentos señalados
como capaces de “producir cólicos” y
aquellos que “aumentan la producción de
leche”.
Los alimentos señalados como causantes de
cólicos en el bebé suelen ser:
bebidas gasificadas, coles, batata, legumbres, ajo, cebolla entre los más
nombrados. Es importante conocer, según la evidencia científica actual, que
ningún alimento que consuma la mamá que da el pecho va a causar cólicos o gases
en su bebé. Los cólicos se relacionan con la inmadurez del sistema digestivo
del bebé, y van cediendo a lo largo de los primeros meses de vida acorde el
intestino va madurando. Para aliviarlos
se recomienda continuar con la lactancia, practicar masajes circulares en la
pancita, anticiparnos a que tenga mucha hambre y sacar el aire después de cada
toma.
También se encuentran algunos alimentos
como los espárragos, alcauciles, ajos y cebollas responsables de modificar el sabor y/o el color de la
leche. Este cambio produce sensaciones diferentes en la percepción de sabores y
aromas, suele ser bien aceptado por el bebé, quien se habitúa sin ningún problema a
los distintos sabores. Incluso, esto favorecerá que se acostumbre a un abanico
amplio de sabores habilitando una mayor variedad de su comida cuando inicie con
la alimentación complementaria. En el caso de que la mamá observe que su bebé
realmente disminuye de manera significativa las tomas tras la ingesta de alguno
de estos alimentos, puede suprimirlo temporalmente e intentar incorporarlo más
adelante.
Por último, están aquellos alimentos o plantas a las que se le atribuye la capacidad de aumentar la producción de leche materna, conocidos como “galactogogos naturales”. El uso de este tipo de productos a base de plantas se ha hecho de forma generalizada a lo largo de la historia y en diferentes culturas. Dentro de este grupo se describen bebidas a base de malta (cerveza sin alcohol), caldo de garbanzo o cebada, infusión de hinojo, la ortiga, el cardo, el diente de león, alfalfa, fenogreco, para nombrar solo algunos de ellos extensamente usados en diversos puntos geográficos.
Lo cierto es que hay pocos estudios
científicos con resultados favorables que den cuenta de un aumento en la
producción de leche y la mayoría de ellos afirma que no hay diferencia en la
producción. A la vez, es importante destacar que, a pesar de tratarse de
hierbas o plantas en la mayoría de los casos, esto no los hace inocuos, ya que
al tomarse habitualmente en infusiones resulta muy complicado estimar la dosis
ingerida, algo que “podría ser peligroso” tanto para la salud de la mamá como
para la del bebé.
La manera más eficaz de garantizar la producción adecuada de leche es el estímulo del bebé al pecho, logrando en cada prendida un correcto acople y una muy buena transferencia de leche con el consiguiente vaciamiento de la mama. Sin embargo, antes dudas o complicaciones detectadas durante el amamantamiento, siempre es recomendable hacer una consulta a un profesional formado en lactancia antes de iniciar la toma de ningún medicamento u cualquier otro producto.
Lic. en Nutrición
MP 1409