Con la llegada de un hijo, la estructura familiar es puesta en jaque, la familia entra en crisis y su reestructuración será necesaria para poder seguir adelante.
Pero… ¿Por
qué entra en crisis? porque hay nuevas demandas y tareas relacionadas a los
cuidados y crianza del recién nacido (alimentarlo, asearlo, calmarlo, etc.),
porque se ponen en juego nuevos roles (los de mamá y papá) y funciones
asociadas, porque la pareja tendrá que encontrarse ahora no solo como pareja
marital sino también como padres, porque todo es nuevo y desconocido (y surgen
dudas, temores y ansiedades). Y para poder llevar adelante todo esto va a ser necesaria
una reorganización familiar.
Pueden surgir conflictos relacionados con los
cuidados del bebé, los cambios en el estado de ánimo de la reciente mamá
(propios de los cambios hormonales acontecidos en el posparto), la distribución
desigual de tareas, la intromisión de la familia extensa con opiniones y
consejos, la disminución de los tiempos propios, la ausencia de entendimiento y
apoyo por parte de la pareja, el desencuentro emocional o la falta de intimidad
en la pareja (ya sea por la cuarentena como por la disminución de la libido
debido al agotamiento y los mencionados cambios hormonales propios de esta
etapa).
Recomendaciones
para transitar y afrontar esta crisis familiar:
·
La
“comunicación” como pilar. Hablar de lo que se está transitando, expresar lo que
se está sintiendo, manifestar lo que se necesita y lo que se espera de la
pareja. También escuchar empáticamente, es decir, poniéndose en el lugar del
otro, para poder apoyarse en este momento de cambios y vulnerabilidad.
·
El “afecto”
siempre presente. La
mujer pasa por muchos cambios tanto a nivel físico como emocional luego de dar
a luz. Necesita sentirse entendida, apoyada, respetada y amada. Las parejas,
por otro lado, también necesitan sentir que más allá de que la atención ahora
está puesta en otra persona, el recién nacido, siguen siendo importante.
·
Recuperar
la “intimidad”. Luego del parto, la mujer se encuentra con que su
cuerpo ya no es el mismo de antes y se presentan también los cambios propios de
la lactancia; a esto se suma la alta demanda que conlleva un recién nacido y el
agotamiento que repercuten en la disminución del deseo sexual. Recuperar la
intimidad puede ser un gran desafío, habrá que tener paciencia y priorizar el
contacto afectivo para que en su momento pueda darse el encuentro a nivel
físico.
El posparto es un gran reto, implica que la familia
entre en crisis y la necesidad de reorganización. Salir airosos de esta crisis
dependerá no solo del amor de la pareja sino de la paciencia, la comunicación,
el apoyo mutuo y el poder reorganizar este equipo de dos!
Psicóloga
- MP 4933
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