lunes, 12 de noviembre de 2018

Anemia: una complicación frecuente del embarazo


Si estás embarazada seguramente has escuchado hablar acerca de unas de las complicaciones más frecuentes durante esta etapa: la anemia por déficit de hierro o anemia ferropénica. En la Argentina, según los datos aportados por la Encuesta de Nutrición y Salud (2005), 3 de cada 10 mujeres embarazadas la padecen y aunque no suele ser una complicación seria, debemos prevenirla y/o tratarla oportunamente.
Para comprender mejor el tema, es importante conocer que la sangre está compuesta- entre otros elementos- por glóbulos rojos  que son un tipo de células sanguíneas que contienen una proteína rica en hierro (es la que le da el color rojo característico a la sangre) llamada hemoglobina, y tienen la importante tarea de llevar el oxígeno a todas las células del cuerpo. Cuando los valores de hierro son insuficientes, hay un número menor de glóbulos rojos y menor producción de hemoglobina y consecuentemente anemia ferropénica.
Es más habitual que se diagnostique en el segundo y tercer trimestre de embarazo debido a dos razones: por un lado la cantidad de sangre aumenta hasta un 50% en el cuerpo de la mujer, lo que provoca una mayor dilución de la hemoglobina en la sangre y por otro, la mayor demanda por parte del bebé y la placenta para lograr adecuado crecimiento y maduración.
Los síntomas pueden variar de una mujer a otra, e incluso no presentarse en caso de anemias leves. Entre los más habituales podemos mencionar: palidez, cansancio, debilidad, mareos, sudoración, vértigo, dolor de cabeza, taquicardia, respiración entrecortada, ansiedad, irritabilidad o problemas para concentrarte. Muchos de ellos son habituales en todas las embarazadas, por lo cual suelen confundirse con los de la anemia.

¿Cómo prevenir y/o tratar la anemia?  


  • Llevar una dieta que aporte  alimentos fuente de hierro: carnes rojas y blancas, legumbres (lentejas, garbanzos, soja, porotos), vegetales de hojas verdes (espinaca, acelga, brócoli, etc.), yema de huevo, cereales integrales (quinoa, trigo, avena, etc.) y alimentos fortificados.
  • Se recomienda incluir en cada comida alimentos ricos de vitamina C (pimiento, cítricos, kiwi, frutilla, tomate) ya que favorecen la absorción de hierro en el intestino; y evitar el consumo de aquellos que la entorpecen (café, té y alimentos ricos en calcio).
  • En caso de ingerir hierro como suplemento, lo ideal es tomarlo en ayunas o alejados de las comidas para su mejor aprovechamiento. Dado que muchas veces no es bien tolerado (puede producir efectos molestos tales como  nauseas, inflamación abdominal, diarrea o constipación con heces de color muy oscuro), es preferible ingerirlo en momentos  diferentes del día y observar cuándo es mejor tolerado.

Llevar una alimentación saludable con alimentos fuente de hierro, realizar los exámenes de control de manera periódica para un pronto diagnóstico e ingerir los suplementos en caso de que sean indicados, son las estrategias adecuadas para prevenir o tratar la anemia y favorecer tu estado de salud durante tu embarazo y el crecimiento  apropiado de tu bebé.

Ma Eugenia Eppens
Lic en Nutrición
MP 1409




Bibliografía:

-Evaluación del estado nutricional de niñas, niños y embarazadas mediante antropometría (Ministerio de Salud de la / Organización Panamericana de la Salud. 2009)
-Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2005. Documento de resultados 2007. Ministerio de Salud de la Nación, Argentina. 


Si te gustó esta nota, seguramente te puede interesar leer:   http://espaciogestar.blogspot.com/2017/11/embarazo-y-posparto-pescado-si-o-no.html



sábado, 3 de noviembre de 2018

Paternidad activa: cuando los padres se involucran



Desde hace unos años, se observa que los hombres vienen ejerciendo un “rol activo” en la paternidad y que esto conlleva múltiples beneficios en los niños, las madres y los mismos padres.
Las investigaciones sugieren la importancia que tiene la implicación de los padres en la crianza de los hijos para su desarrollo social, intelectual y emocional: estimula el crecimiento saludable, el desarrollo de la empatía y aptitudes sociales, fomenta un mejor rendimiento académico y disminuye los problemas emocionales y de conducta.
En cuanto a las madres, la presencia del padre influye positivamente en los cuidados de la salud materna pre y posnatales y en la experiencia del parto. Además, su participación activa en la crianza disminuye la tensión y el estrés que implica el cuidado de los hijos y del hogar, mejorando su calidad de vida. También alienta prácticas saludables de crianza como la lactancia materna, la vacunación y el cuidado en general de los niños.
Por otro lado, está comprobado que los padres activos son más felices, tienen una mejor salud física y mental, menos estrés y menor riesgo de sufrir accidentes y de abusar de alcohol y/o drogas.
Dado que, como se mencionó, los padres influyen en el desarrollo de sus hijos/as y esta experiencia tiene consecuencias tanto en sus propias vidas como en la de su familia, diferentes iniciativas se orientan a apoyar “la paternidad activa” y están haciendo de este cambio cultural cada vez más una tendencia.

Ser un padre activo es:
  •  Involucrarse en todos los momentos del desarrollo del hijo/a, desde el embarazo hasta la adolescencia inclusive, compartiendo desde el inicio este proceso con la madre. 
  • Participar activamente en las tareas diarias relacionadas con el cuidado y la crianza del hijo/a, las cuales variarán según su edad. Por ejemplo, el papá puede alimentarlo, higienizarlo, vestirlo, cuidarlo, hacerlo dormir, entretenerlo, pasearlo, calmarlo, leerle cuentos, prepararle la bolsita del jardín, ayudarlo en sus tareas escolares, acompañarlo a sus actividades extracurriculares, etc.
  • Compartir con la madre no sólo las tareas de cuidado y crianza del hijo/a sino también las tareas domésticas diarias.
  • Promover una crianza respetuosa a través del buen trato, el diálogo y el respeto con los hijos y la madre.

Si al involucrarse en el cuidado de sus hijos, los padres fomentan el desarrollo saludable de éstos y, al mismo tiempo, transforman sus propias vidas y la de su familia, habría que reflexionar entonces sobre la importancia de abrir más espacios de preparación integral para la paternidad.


Cecilia D’Angelo
Lic. en Psicología
MP 4933

Más información en:
Estado de la Paternidad. América Latina y el Caribe, Promundo, 2017.
Guía de paternidad activa para padres, Unicef, 2014.

Si te gustó esta nota,seguramente te puede interesar leer: Los papás en el Curso de Preparto: ¿Por qué asistir?

¿Estaré embarazada? Primeros síntomas del embarazo



Desde el día de la concepción se produce una variedad de cambios hormonales que acarrean múltiples síntomas en el cuerpo de la embarazada, los cuales son percibidos y vividos de manera distinta por cada mujer. Muchos de estos síntomas pueden ser notados incluso antes de tener un retraso en el ciclo menstrual.






Te contamos cuales son algunos de los primeros síntomas de embarazo más frecuentes:

- Ausencia  de la menstruación: también llamada amenorrea, es el síntoma típico y es lo que en general motiva a hacer algún test o prueba para comprobar la existencia del embarazo.
- Sangrado de implantación: es uno de los síntomas más tempranos y se produce por la ruptura de algunos vasos sanguíneos en el momento de la implantación en el útero. Este sangrado tiene que ser menor que el del ciclo menstrual y, si se presenta, habitualmente dura uno o dos días.
-Tensión y dolor en los pechos: las mamas pueden hincharse, aumentar de tamaño y  variar su  sensibilidad. Por otra parte, los pezones también pueden aumentar de tamaño, la aréola se agranda y se oscurece y se desarrollan unos pequeños granitos alrededor del pezón, llamados tubérculos de Montgomery, los cuales tienen la función de protegerlo y lubricarlo durante la lactancia.
- Cansancio y somnolencia: la sensación de fatiga se debe  a un aumento de los niveles de la hormona progesterona, malestar que suele mejorar durante el segundo trimestre del embarazo para volver a intensificarse al final de la gestación.
- Náuseas y vómitos: si bien pueden aparecer en cualquier momento del día, son más frecuentes por la mañana, y suelen acompañarse por aversión a algunos olores y sabores. 
- Antojos y acidez: lo sufren más de un 70% de las embarazadas, pueden empezar pronto, debido a los cambios olfativos y hormonales. También es frecuente la presencia de acidez.
- Ganas de orinar con frecuencia: durante la gestación se produce un  aumento de  la cantidad de sangre que circula por el cuerpo, lo que ocasiona un mayor trabajo para los riñones y un aumento en el número de micciones. Esto se hace más notorio aún en el tercer trimestre, debido a la presión que ejerce el útero  sobre la vejiga, disminuyendo su capacidad de reservorio de orina.
- Hinchazón abdominal y estreñimiento: la elevada concentración de progesterona, responsable de la relajación del tono muscular, causa también una relajación de la actividad del intestino.

Recuerda que no todos los organismos se comportan de la misma manera, por lo cual muchos de los primeros síntomas propios de un embarazo pueden presentarse de manera diferente en cada mujer y a la vez estar influenciado por su estilo de vida, su trabajo y sus hábitos de rutina. Reconocerlos y saber que son esperables te permitirá transitar esta etapa de una manera más tranquila.


                
Med. D’Angelo, Eliana
Esp. Med. Fliar y General
MP 32569




Si te intereso esta nota, te puede interesar leer: Manchas y cambios en la piel durante el embarazo y Los cambios durante el embarazo