acompañarlo y estimularlo. En el mismo es posible distinguir dos etapas: la prelingüística y la lingüística.
La etapa prelingüística es aquella que se da a través de
expresiones faciales, gestos, sonidos (arrullos, llantos, gorjeos, murmullos),
imitación y otros medios no
lingüísticos, como los gritos
para manifestar enojo o el señalar para
pedir algo; dentro de esta etapa se encuentra el balbuceo.
Cuando los gestos abren el paso a una nueva habilidad
comunicativa, “la producción de una
palabra real”, se inicia una nueva etapa, la de la comunicación lingüística.
Generalmente los bebés pronuncian sus primeras palabras entre los 10 y los
14 meses, y luego su vocabulario se incrementa rápidamente, llegando a
pronunciar 10 palabras aproximadamente a los 15
meses, para continuar expandiendo su vocabulario a medida que siguen creciendo.
Entre los 16 y los 24 meses hay un brote repentino del vocabulario, donde se da
una explosión del lenguaje incrementándose el vocabulario de 50 a 400 palabras.
Las primeras palabras en el vocabulario típico de los niños
se relacionan con objetos
y cosas, tanto animados
como inanimados. A menudo se refieren a las personas u objetos que constantemente aparecen y desaparecen (por ejemplo, “mamá”),
a animales (quizás la propia
mascota) o a estados (“frío/caliente”,
“seco/mojado”).
Las primeras frases generalmente son holofrases:
emisiones de una sola palabra que toman el lugar de frases completas, cuyo
significado dependerá del contexto en particular en el que se usen. Por
ejemplo, un bebé puede utilizar la palabra “mamá” para expresar, dependiendo el
contexto, “quiero que mamá me haga upa” o “mamá quiero comer algo” o “¿dónde
está mamá?”.
Posteriormente, el niño comienza a combinar dos palabras.
Logro que se acompaña de otro logro: enlazar palabras individuales en oraciones
que trasmitan un único pensamiento, indicando el vínculo en estos casos la
relación entre objetos. Por ejemplo, “llave mamá” (acá el vínculo indica
posesión), o “perro ladra” (el vínculo refiere a un evento recurrente).
Recomendaciones para favorecer el desarrollo
del lenguaje:
- Señala objetos y nómbralos, alentando que el niño repita y evitando el uso sólo de gestos.
- Darle al niño para elegir entre dos
alternativas. Por ej. “¿Quieres una
pera o una manzana?”, mostrándole las dos frutas mientras lo haces
- Si el niño pronuncia mal una palabra o dice
las palabras en desorden, no es necesario corregirlo. Se puede repetir
adecuadamente. Por ej. si dice “eche” al indicar la
leche, puedes decirle “¿quieres tomar leche?, enfatizando esta palabra al
decirla.
- Refuerza la comunicación diciéndole alguna
frase breve que transmita que entendiste su mensaje.
- Cuando el pequeño diga una o dos palabras,
ayúdalo a desarrollar su lenguaje sumando ideas a su mensaje. Por ej., si te dice “luz” cuando ve que la enciendes, puedes decirle
“yo prendí la luz”.
- Haz de la lectura un hábito diario. Léele cuentos y/o háblale acerca de las imágenes. Muéstrale las palabras, siguiéndolas con el dedo a medida que las lees. Haz voces diferentes. Pregúntale acerca de la historia y permite que haga preguntas sobre la misma.
El lenguaje constituye la base para la
comunicación. Conocer sobre el desarrollo
del lenguaje de nuestro bebé es
importante para poder acompañarlo y estimularlo. De diversas formas cotidianas
y sencillas podemos estimular su desarrollo.
Cecilia D’Angelo
Lic. en Psicóloga
MP
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