Es conocido que el cuerpo
de la mujer durante el embarazo transita múltiples cambios y adaptaciones que acompañan el crecimiento y desarrollo
de su bebé. Uno de estos cambios habituales, que suele presentarse en una de
cada tres embarazadas es la constipación o estreñimiento.
Este síntoma suele ser más
frecuente en multíparas y se agudiza en el segundo y tercer trimestre de
embarazo.
Durante esta etapa se dan
un conjunto de factores que
predisponen a esta condición:
- Efecto de la progesterona: esta hormona provoca una disminución de la motilidad del intestino, lo que retarda el vaciamiento gástrico y provoca un efecto relajante en los músculos del intestino, a la vez que inhibe la acción de la hormona motilina (que se encarga de estimular el movimiento del intestino).
- Presión del útero sobre el intestino: el bebé a medida que crece comprime, aplasta el intestino grueso o colon.
- Reabsorción de agua: el tránsito de alimentos a través del sistema digestivo es más lento, lo que favorece mayor reabsorción de agua en el colon, lo que provoca un mayor endurecimiento de las heces.
- Ingesta de suplementos de calcio, hierro o antiácidos: pueden acrecentar o empeorar la constipación.
- Falta de ejercicio físico.
¿Qué
medidas adoptar para evitar a paliar el estreñimiento?
Alimentación: fraccionar la alimentación diaria en
varias tomas al día, masticar bien los alimentos y comer con calma. También aumentar
el consumo de alimentos fuente de fibra
tales como legumbres, vegetales, frutas, cereales integrales. Si el consumo
habitual de estos grupos de alimentos es bajo, se sugiere incorporarlos de manera
paulatina para evitar distención, flatulencia y malestar. A la vez, se
recomienda aprender técnicas para favorecer la tolerancia y mayor
aprovechamiento de nutrientes tales como remojado, activado, etc.
Correcto
hábito intestinal: se recomienda que la
embarazada adquiera un patrón defecatorio regular, por lo que se sugiere intentar
evacuar al levantarse o después comidas, destinar tiempo necesario,
permaneciendo en el inodoro por períodos cortos y con esfuerzo de pujo
moderado y evitar diferir el momento de
necesidad evacuatoria, es decir, no dejarlo para más tarde.
Hidratación: consumir al menos 8 vasos de agua al
día, es importante para acompañar la ingesta aumentada de fibra, para que esta
última tenga el efecto que se desea.
Poner en práctica estas estrategias
puede ayudarte a aliviar los síntomas y molestias para que sobrelleves mejor
esta etapa. En el caso de que el estreñimiento sea persistente, lo mejor es realizar una consulta con tu médico y una
interconsulta con un nutricionista para que puedan evaluar la situación y recomendarte
un tratamiento oportuno.
Ma
Eugenia Eppens
Lic. en Nutrición
MP 1409
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