martes, 28 de marzo de 2017

Sobrepeso y obesidad: ¿pueden afectar la salud de la mamá y su bebé durante el embarazo?

En la actualidad, son muchas las personas que identifican o conocen las complicaciones para la salud que vienen de la mano del sobrepeso y la obesidad: diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, dislipemia (la alteración en los niveles de grasa en sangre), entre otras.
Cuando se habla de obesidad, se hace referencia a una enfermedad que es resultado de una combinación de múltiples factores que hacen que una persona aumente su peso corporal a expensas de tejido graso. A partir de una escala conocida como Índice de Masa Corporal (IMC), que combina información relacionando el peso y la estatura de la persona, se puede estimar de manera rápida y sencilla el riesgo en relación al peso. La Organización Mundial de la Salud define que una persona tiene sobrepeso cuando su IMC es mayor a 25 y obesidad, cuando el IMC da mayor a 30.

La pregunta es ¿Cómo pueden afectar el sobrepeso y la obesidad a la mujer embarazada y a su bebé?

Durante la gestación, los propios procesos y adaptaciones biológicas que permiten que el bebé se desarrolle, hacen que la mujer gane peso. Dado que son numerosas las investigaciones científicas que dan cuenta de la asociación que existe entre el aumento excesivo de peso durante la gestación y el estado de salud de la mamá y el de su bebé, tanto a corto como a largo plazo, es importante repasar dichas situaciones a las que este binomio está más predispuesto:
  • Preeclampsia e hipertensión: El riesgo de hipertensión y preeclampsia aumenta en 2-3 veces al subir el IMC por sobre 25, especialmente en las mujeres con IMC de 30 o más. La preeclampsia provoca hipertensión arterial, retención de líquidos, e inflamación durante el embarazo; si es severa,  puede llegar a restringir el flujo de sangre que debe dirigirse a la placenta, poniendo en riesgo la vida del bebé.
  • Diabetes gestacional: 
    Este problema afecta a un 5-10 % de todos los embarazos. Se diagnostica cuando la embarazada tiene niveles de glucosa en sangre superiores a lo esperado, y presentan un mayor riesgo de tener bebés de gran tamaño (de más de 4 kg) y un parto por cesárea. La diabetes gestacional se asocia a un IMC mayor a 25 y también en forma independiente, con un aumento excesivo de peso en la etapa temprana de la adultez (más de 5 kg entre los 18 y 25 años de vida).
  • Parto instrumentado (cesárea o fórceps): Cuando los bebés presentan un peso al nacer de 4 a 4,5 kg aumenta la posibilidad de necesitar instrumentar el parto. El peso de bebés de este tamaño puede deberse a la obesidad materna por si misma o puede ser secundaria a la diabetes gestacional inducida por la obesidad. A la vez, se observa que las mujeres obesas tienen un mayor índice de partos por cesárea. El alto peso de nacimiento se asocia también con trabajo de parto y partos más prolongados.
  • Malformaciones congénitas: La obesidad aumenta el riesgo de malformaciones congénitas mayores en especial los defectos del tubo neural.
  • Riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles: La obesidad en la mujer aumenta el riesgo de diabetes tipo 2; y más a largo plazo aumenta significativamente el riesgo de accidentes vasculares cerebrales, cáncer de colon, litiasis (cálculos en algún órgano del cuerpo, especialmente en las vías urinarias y biliares) y cáncer de vesícula, entre otras patologías.
  • Obesidad Infantil: Los bebés que nacen de madres obesas son más propensos a padecer obesidad en su niñez temprana. En la gestación empieza a condicionarse la salud del bebé en su adultez, por eso el adecuado estado nutricional de la embarazada es indispensable para prevenir enfermedades en el niño.
  • Infertilidad: Las mujeres con sobrepeso o con obesidad poseen niveles extras de estrógeno debido a que las células grasas producen esta hormona.  El estrógeno usualmente actúa como un método de control de natalidad en el propio organismo, es por ello que las mujeres con exceso de peso podrían ovular de manera irregular e incluso verse interrumpida su ovulación, generando complicaciones a la hora de querer concebir un bebé. También se asocia el sobrepeso con el síndrome de ovario poliquístico, que trae aparejado irregularidades en el ciclo menstrual y en la ovulación.
  • Problemas en la lactancia materna y mayor riesgo de muerte perinatal también pueden llegar a ser complicaciones relacionadas con la obesidad durante el embarazo.



 
 Conocer tu estado nutricional previo al embarazo, realizar un 
diagnóstico nutricional precoz, acordar y conocer cuál es la ganancia 
de peso gestacional óptima, son temas de gran importancia.
 Los controles médicos de rutina durante el embarazo y la consulta
 oportuna con un nutricionista te ayudarán a tomar decisiones
 acertadas en relación a los cuidados que debes tener a fin de vivir
 un embarazo de manera saludable y reduciendo la
 posibilidad de complicaciones en esta etapa.




 Eliana D’Angelo
Medica Generalista y de Familia
MP 32569

Ma Eugenia Eppens
Lic. en Nutrición
MP 1409

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miércoles, 8 de marzo de 2017

Melancolía Postparto

El embarazo y el puerperio (postparto) son momentos de grandes cambios biológicos, psicológicos y sociales para la mujer. La llegada de un bebé es una experiencia maravillosa pero al mismo tiempo agotadora y pone a la mamá reciente en situación de vulnerabilidad. Durante estos periodos, diferentes emociones se presentan, alegría y felicidad son algunas de ellas pero también puede aparecer ansiedad y tristeza.
De hecho, gran número de mujeres sienten melancolía o tristeza luego de haber nacido su bebé. Y entonces, cuando se supone que la etapa más linda de la vida de una mujer comienza, una serie de cambios en el estado de ánimo se manifiestan.

Puedes sentirte abrumada, irritable, ansiosa, sufrir crisis de llantos, pérdida de apetito o dificultades para dormir. Incluso sentir preocupación por si serás una buena mamá y también temor por el hecho de que tu vida jamás vuelva a ser como era antes.
Todos estos sentimientos se conocen como "tristeza o melancolía posparto" (baby blues). Es una tristeza de intensidad y duración variable, relacionada con el estrés del parto y el nacimiento del bebé, que deriva de cambios físicos y factores emocionales. Los síntomas pueden manifestarse desde pocas horas a unas semanas después del parto, presentándose en la mayoría de los casos en el 4°- 5° día postparto.
Más allá de que a la mamá le genera un profundo malestar, esta alteración emocional no se considera patológica sino como la forma de adaptación normal a la llegada del bebé y a todos los cambios que esto implica. Se presenta en alrededor del 30%-80% de las mujeres.
La buena noticia es que generalmente todos estos síntomas desaparecen por sí solos en pocos días y no suelen ser tan graves ni requerir tratamiento. Sin embargo, hay algunas cosas que se pueden hacer para lograr que esta mejoría sea más rápida.

Recomendaciones para el bienestar emocional de la mamá en el postparto:
  • Descansa cada vez que puedas, aunque sea por unos breves minutos; el agotamiento y la falta de sueño pueden empeorar los síntomas.
  • Cuando ya estés recuperada físicamente del parto, intenta realizar un poco de ejercicio físico; una caminata al aire libre es suficiente para mejorar tu estado de ánimo.
  • Aunque sientas escaso apetito o no tengas demasiado tiempo, procura alimentarte saludablemente; esto te proporcionará parte de la energía que sientes que te falta.
  • Pide y acepta ayuda/apoyo de familiares y amigos en el cuidado del bebé y las tareas del hogar.
  • Habla de lo que sientes con tu pareja, familia y/o amigos; también manifiéstales lo que consideras que te haría sentir mejor.
  • Relaciónate con otras mamás recientes con quienes puedas compartir la etapa de la vida que estás atravesando, los cambios que conlleva y los sentimientos que implican.

 ¿Cuándo debo pedir ayuda profesional?
En caso de que sospeches que estás experimentando algo más intenso que la tristeza postparto o los síntomas persistan por más de 2 semanas o alteran completamente tu vida cotidiana, es recomendable que le comentes a tu médico y que solicites ayuda de un profesional psicólogo ya que podría tratarse de una depresión postparto, otra alteración del estado de ánimo, de mayor gravedad y que a veces suele confundirse con la melancolía postparto por la semejanza en sus síntomas.

La maternidad implica grandes cambios y los cuidados que requiere un recién nacido son muchos. Tener tiempo para tí misma a veces se hace dificultoso con un bebé pequeño. Pero recuerda que cuidarte es muy importante para tu bienestar. Por otro lado, sentirte bien repercutirá favorablemente en la crianza de tu bebé y en la relación de pareja, y te posibilitará disfrutar de la hermosa etapa de la maternidad.


 


Cecilia D’Angelo
Lic. en Psicología
M.P. 4933

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